Legalidad aspiración o mito

Legalidad aspiración o mito

 

“Los delitos deben ser calificados

según el daño infligido a la sociedad”

 

(Cesare Beccaria)

 

Estimado lector, estos tiempos que corren en nuestro México, en el que todo o casi todo es posible o lo hacemos posible, acaso porque hoy nos sujetamos ante una realidad de manera negativa a un concepto denominado el sobrehombre o superhombre (término acuñado por un gran filósofo alemán contemporáneo, Nietzsche), mencionado pensador refiere, que para sobreponernos ante tanta crueldad humana, el superhombre  debiera desarrollar algunas de las características siguientes: fortaleza intelectual y, de carácter, identidad propia, ser auténtico, tener moral o ética propia no impuesta, pureza y voluntad, cero contaminación por la masa, etc., virtudes, que los hace responsables de sus actos, y consecuencias, aquí, no cabe un ser divino culpable. 


Ahora bien, qué es legalidad, como principio, según la rae, principio jurídico en virtud del cual los ciudadanos y todos los poderes públicos están sometidos a las leyes y al derecho, por lo que actuar con legalidad o legalmente, sería la acción de cumplir con la ley o norma jurídica; también está la norma moral, el llamado interno de nuestra conciencia, lector, en algún momento hemos expresado o escuchado decir a algún ciudadano o político la frase -que tanto es tantito-, aquí nuestra voz interna individual cuasi moral, moral, y/o jurídica entra en acción, respecto del tantito, ejemplos: tirar la basura en una calle, carretera o lugar no asignado para ello, “ahorrarme tiempo” ocupando un lugar que no me corresponde en la fila ya sea en la solicitud de un servicio privado y/o público, que decir de “se me durmió el gallo” acudir tarde a la escuela llámese maestros, o padres de familia (encima envían a los criaturas sin desayunar), así nos vamos con una serie de violaciones internas y externas reveladoras de nuestro ser y actuar, llegar tarde al trabajo, o de plano me “reporto enfermo”, del conocido “impulso procesal” por aquello de que los justiciables deberían o tendrían que hacer honor a los principios de expedito, eficaz, imparcial y trasparente, que decir de gobernantes (en algún estado de nuestro país, un exgobernante local, a una pregunta, muy fresco respondió robé, pero poquito), actualmente, con baños de falsa pureza moral tampoco se avanza mucho (tú poder judicial eres malo, nosotros poder ejecutivo y legislativo somos los buenos, los sabios, los redentores); lo anterior son patrones de comportamiento negativos disfuncionales, el creernos o actuar infaliblemente contra ley o por encima de la ley, se vuelve una bola de nieve que va actuando en contra nuestra, hoy se observa  que ya no sólo es un comportamiento individual o aislado, sino que desde los poderes públicos aprietan promoviendo a modo prácticas legaloides y amorales  esclavizantes, dirigidas a la masa (si es que ésta importa), cristalizandola, conflictuandola, sectorizandola, bloqueando el mínimo de orden y equilibrio de una sociedad realmente funcional y liberal.


El forzado derrumbamiento de nuestras más escondidas debilidades internas tanto como sujetos individuales y sociales, inciden en acciones de carácter político, cultural, institucional, y económico, incluyendo aquellas que vislumbramos pero que no reconocemos y aceptamos como nuestra sombra, así que, con miedo y aparente comodidad preferimos seguir habitando en una burbuja, dando alas a ilusiones o idealismos sin responsabilidad, con efecto autodestructivo, que quizá termine sí por limpiar lo desaseado, corrupto, y/o corrompible de nuestro actuar, obligadamente, pero con dolor.

 

Así las cosas, respetado lector, para reflexionar, ¿seremos hoy el superhombre? o nos estamos homogeneizando, perdiendo lo valioso y admirable que es ser diferente ya se por naturaleza o por voluntad, del citado pensador, resalto dos características, la de cultivar identidad propia, y pureza, esto, en aras de crear una sociedad funcional organizada, próspera, democrática, de espíritu libre, autorregulada, cero dependiente de ideologías o ideologías destructivas, seamos legales primero con nosotros mismos, por consiguiente lo seremos con nuestro igual, en coexistencia armónica con el reino animal, vegetal, y mineral. Desde ésta columna nuestra solidaridad y abrazos fraternales para que nuestros hermanos de Acapulco renazcan como el ave fénix, y guarden serenidad ante la omisión e indolencia una vez más de un gobierno federal contaminado de ultra ego. Cuál sería su perspectiva.