Tiro por la culata

Tiro por la culata
Los transportistas emprendieron una batalla que no podrán ganar. 
 
Sí, han cumplido la amenaza de utilizar sus unidades para bloquear el centro histórico para tratar de obligar al gobierno estatal a cancelar las plataformas digitales en la entidad.
Pero las cosas ya no son como antes.
 
En primer lugar, hay avances tecnológicos; en segundo, las demandas del pasajero han cambiado; y en tercero, hay más competencia.
 
Y en todos esos frentes, los transportistas convencionales van perdiendo. 
 
Por un lado, reniegan de las plataformas porque no las entienden; por otro, olvidan que los usuarios tienen derecho a exigir calidad en el servicio, pero, sobre todo, a elegir el servicio que más le conviene.
Además, el monopolio del transporte en Tlaxcala, como resultado de una ley obsoleta, de la falta de estudios sobre el desarrollo del sector transporte, y de los cacicazgos de líderes que, en el pasado, supieron acaparar concesiones al margen de la ley, llegó a un punto que no se puede sostener más.
 
Los transportistas que bloquearon con sus unidades el centro de la ciudad de Tlaxcala, habrían violado el artículo 47 del Reglamento la Ley de Comunicaciones y Transportes del Estado, al incumplir con los horarios, itinerarios y demás condiciones de operatividad que les corresponde cumplir como beneficiarios de una concesión, e impedir que las unidades del transporte público cumplieran con la prestación del servicio como lo marca la ley.
 
De acuerdo con la norma, estas violaciones se deben castigar con el retiro de la concesión, de modo que los promotores de estas manifestaciones, y sus secuaces, pisan hielo quebradizo.
 
Es evidente que no podrán doblegar a las autoridades, las cuales tienen a su alcance evidencia para sancionar los abusos que están cometiendo, y que su imagen pública está sumamente vapuleada, como se advierte en las redes sociales, donde los usuarios condenan los plantones que afectan a terceros y están a favor de que se les retire las concesiones a quienes se quejan por la competencia y no quieren trabajar para servir al pasajero.
Para desgracia de los transportistas, el tiro les salió por la culata.
Por cierto, no se entiende por qué las combis deben protestar contra un servicio que, se supone, solo afecta a los taxis. ¿Será esto evidencia de que hay personas con varias concesiones? No olvidemos que esto también es violatorio de la ley.