Más de lo mismo… (Parte I)

Más de lo mismo… (Parte I)

Después de la pandemia que nos tiene desolados, otro tema es el proceso electoral a celebrarse en cuatro meses. Una elección donde se renovarán cerca de 21 mil 282 cargos; entre ellas 15 gubernaturas, quinientos escaños en la Cámara Baja, congresos locales y ayuntamientos.  Todo un festín electoral para los diez partidos políticos con registro nacional, y en el caso de Tlaxcala, súmele cinco más con registro local.

Además, es una oportunidad para evaluar el trabajo y desempeño del gobierno en turno. Aquel que, en el 2018 arribó con una fuerte esperanza de que las cosas en México cambiarían. Casi a la mitad del camino, las voces y críticas son divididas. ¿Aún le darán el voto de confianza?, eso lo veremos el próximo seis de junio.

En tanto, hoy los partidos que viven en la orfandad del poder público y principales damnificados de la avalancha electoral que les recetó AMLO en 2018, se juegan su futuro político y sobrevivencia. Pero parecen no entender que esta etapa significa “renovarse o morir”; todos siguen con las mismas prácticas y componendas del pasado. Reciclando el cascajo, aquello de lo más rancio y descompuesto que hay en la política y con ello, apuestan a seguir en el escenario político.

Lo más lamentable es que ningún instituto escapa a esta práctica que ha dañado la forma de hacer política. Hoy MORENA, convertido en la mejor fabrica del reciclaje político y de presentar como puros e inmaculados a personajes que en su pasado tienen el tufo de la corrupción y de la comisión de delitos; parece no importarles. Y así sin aspavientos defienden la candidatura de Salgado Macedonio en Guerrero, quien es señalado por feministas y defensoras de este colectivo por estar inmiscuido en la comisión de delitos de violación, abuso y acoso sexual. Señalamientos que la dirigencia de ese partido, y de ya saben quién, se pasaron por el arco del triunfo, y si no pasa otra cosa lo veremos en la boleta de junio. ¡De pena ajena!

Y así entre la puesta ideológica, Morena va hacer todo por retener la mayoría en la Cámara Baja, aunque eso signifique aliarse con partidos comodines que sólo han prostituido la política, el PVEM y su niño verde, juntamente con sus señalamientos de transa para hacer bisnes con las reservas ecológicas en Cancún y otras linduras que no tiene sentido recordar. O con el PT que se dice comulgar con una izquierda radical, pero que desde el año 2000 ha sido comparsa de los gobiernos en turno, lo mismo le da cobrar con la derecha que con la izquierda.

Pero no hay para donde moverse.  Lo que ayer era inconcebible, hoy es realidad. PAN, PRI y PRD, van en alianza para hacer frente al Presidente. Pues saben que es a él, a quien tienen que derrotar. Morena es de AMLO y sin él no es nada. Sino que le pregunten al PRD.

Sin un proyecto de nación y sin una ideología definida, esta alianza le apuesta al pragmatismo, cuyo objetivo es ganar la mayoría en el Congreso o mermar el poder político que actualmente tiene el Presidente, pues es ahí donde se maneja el presupuesto del país. Saben que este es el momento. Si logran hacer la hazaña, la sobrevivencia está garantizada, sino quedarán minimizados y eso en política puede significar para varios grupos su exterminio.

Pero parece que no aprendieron la lección, pues siguen echando mano de personajes que en su momento fueron tildados de todo menos de un trabajo político profesional. En el PAN, al revisar sus listas de plurinominales nada más patético que tenderle la alfombra a Gabriel Quadri, excandidato presidencial que, en 2012, fue utilizado por la profesora Elba Esther Gordillo para que representara a su partido Nueva Alianza; el mismo que dice que sin los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, México sería una potencia emergente. Un hombre con un discurso xenofóbico y discriminatorio, ahora es arropado por la derecha en México.

También, el caso de Cecilia Romero, la misma persona que tuvo que renunciar al Instituto Nacional de Migración por la matanza de 72 migrantes en el estado de Tamaulipas, su sello distintivo fue la complacencia ante las violaciones a derechos humanos en esa institución. O la cereza en el pastel, después de ver frustrada su intención de constituir su partido, Margarita Zavala regresa al partido que, después de 33 años de militancia, le presentó su renuncia. Acusando a tal instituto de antidemocrático, al no ser beneficiada en ese entonces con la candidatura presidencial. Ya veremos al expresidente Calderón, el mismo que sumergió al país en esta ola de violencia, no cesar con sus tuitazos, algunos que ya rayan en lo patético y contradictorio. Total “aiga sido como aiga sido”, están de vuelta en la escena pública.