Por fin…

Por fin…

¿Por fin llego diciembre? Un año atípico en todos los aspectos, en lo político, lo social, lo económico y una pandemia que vino a cambiar la vida de todxs. Un año que nos invita a la reflexión y que nos hacer ver la debilidad humana que llevamos a cuestas, que no siempre estamos preparados para enfrentar momentos complejos y nos hace ver lo diminuto de nuestra naturaleza.

Al cierre de este fin de semana, México alcanzaba la cifra de 1 millón 175 mil 850 casos confirmados y 109 mil 717 defunciones confirmadas por este virus. Entre las naciones con más de 100 millones de habitantes México se sitúa en el tercer lugar, sólo detrás de EEUU y Brasil, con el mayor número de muertes, seguido de India, Rusia, Pakistán y China, entre otros.

Por ello, la OMS, ante el aumento de cifras de contagios y muertes que se disparó en el mes de noviembre, pidió seriedad al gobierno mexicano para hacer frente a este problema. Llamado que fue desestimado y hasta minimizado por el Subsecretario López Gatell. En tanto, la eficacia científica sobre el uso del cubre bocas para reducir el riesgo de contagios, fue cuestionada por el titular del ejecutivo federal, al decir que no se sabe “…a ciencia cierta si ayuda o no ayuda usarlo”. Pues dice sólo guardar su sana distancia, tal y como se lo han sugerido su Secretario y Subsecretario de Salud respectivamente.

Así, la llegada de la vacuna, ha mostrado la fricción entre la SRE y López Gatell, a quien este último parece no importarle la salud de los mexicanos. Pese al roce entre estas instituciones, el Canciller Ebrard ha mostrado una política más de estado que ideológica. Las negociaciones con otros países para abastecer de las dosis que ayuden a paliar la situación sanitaria por la que atraviesa México, abren una esperanza. Si todo resulta bien y el tema no es politizado como suele suceder, además de que las negociaciones con los países que proveerán estas dosis de resultados, se espera que se logre vacunar a cerca de 117 millones de personas. Un programa de vacunación que si no pasa otra cosa en próximos días será anunciado.

En materia política, hemos visto que pese a ciertas decisiones no afortunadas el Presidente AMLO, durante estos dos años de mandato se mantiene con una fuerte aprobación con cerca del 62% en promedio según diversas empresas encuestadoras. Lo que significa que temas como la cancelación del aeropuerto (NAIM), o el Tren Maya y la tragedia ecológica que implica, parece no haberlo despeinado. Lo mismo sucedió con la liberación de Ovidio, o el saludo a la mamá del Chapo y todas las implicaciones que costó en materia de seguridad pública, no hicieron mella.

La extinción de los fideicomisos por considerar que todos son producto y generación de corrupción quedaron eliminados. El símbolo de la lucha contra la corrupción que significó la extradición de Lozoya únicamente fue una cortina de humo, pues Pio y Felipa enlodaron al apellido, pero no pasa nada.

El desabasto de medicamentos sin importar la salud de los niños con cáncer, ha sido otro de los problemas emblemáticos de esta administración. A esto se suma el mal manejo de la crisis sanitaria, pero esto sólo cayó como anillo al dedo.

Pese a esta lista de complejidades, el proceso electoral dio inicio. Morena hasta el momento luce invencible en la mayoría de encuestas, pero se espera el reacomodo de las distintas fuerzas políticas que saben que no es posible seguir viviendo fuera del presupuesto y por ello, hoy, vemos alianzas que ayer eran inimaginables. Con esto se da por terminada “el fin de las ideologías”, y entramos a la de los intereses para acceder al poder. Porque saben que solo así pueden hacer frente a un movimiento que luce como en sus mejores tiempos lo fue el partido hegemónico que se enquisto por más de setenta años en el mando.  Las cosas cambiaron y hoy debemos hacer lo propio, parece ser la lectura.