Colaboración vs división

Colaboración vs división

La visita del Presidente de Estados Unidos y del Primer Ministro de Canadá a nuestro país el mes pasado, tuvo como propósito fundamental, entre otras cosas, la intensión real sobre todo de Estado Unidos para que México se integre con mayor decisión al Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), incluyendo el tema migratorio y de seguridad. 

Contrario a lo que en su momento señalo Porfirio Díaz: “pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, hoy el paradigma cambió por: “gracias a Dios que tenemos como vecinos a los Estados Unidos de Norteamérica”, sino fuera por la balanza comercial favorable y las remesas hacia nuestro país, en términos económicos y sociales, estaríamos en una complicada crisis de distintos fenómenos. Si en efecto, ser el principal socio comercial de Estados Unidos, representa una vecindad envidiable para muchos países latinoamericanos e incluso europeos, y tuvo que ser precisamente el Presidente Norteamericano quien con su visita tomara la iniciativa e hiciera reaccionar al gobierno mexicano para fortalecer una mayor integración económica de la cual México es el único que gana. 

Un mercado potencial, remesas e inversión de capitales en nuestro país, ahora son el resultado del precio del dólar, la inflación y las finanzas sanas, pero esta estrategia visionaria no surge en México tampoco se tenía la intención y menos el cálculo político ni económico. Los gobiernos populistas obligan al proteccionismo y al rechazo al neoliberalismo, olvidándose por completo que el proceso de globalización, por el momento ningún poder o estado puede apartarse de el, quien lo hace auto deteriora sus sistemas. 

Colaboración es un principio y una regla que debe prevalecer al interior y al exterior de los países, las instituciones, organizaciones y entre ciudadanos. Es una estrategia que permite enfrentar con éxito los efectos de la globalización, la transculturización y la posmodernidad. La economía del mundo, las economías regionales y en particular la dinámica económica de cada país, se defienden de esos efectos a través de acuerdos de libre comercio, tratados comerciales, acuerdos comerciales, bloques económicos y mediante una integración política, jurídica y económica, como el caso de la unión europea. 

Mientras el mundo se integra, en México no se gobierna ni se integran todas la clases sociales, así lo han expresado, al parecer se trata de una estrategia política para que se mantenga un grupo en el poder y no para los fines de la democracia y como consecuencia el crecimiento y desarrollo del país, como lo establece la Constitución y a la cual está obligado el Estado Mexicano, establecer una estrategia de colaboración del país con los ciudadanos, distintos actores sociales, políticos, económicos y factores reales de poder, llevaría a fortalecer la cultura democrática, la participación ciudadana, las instituciones y el estado de Derecho. 

Alinear cognitivamente a la sociedad en términos de colaboración podría generar un nacionalismo y un sentido de pertenencia, apuntar todos los mexicanos hacia una misma dirección es lo ideal. Los gobiernos con una filosofía de la deconstrucción deterioran la cultura, las instituciones, la educación, la norma jurídica, los procedimientos, los principios, las reglas, la ausencia de calidad y profesionalismo de los servidores públicos, la falta de definición de los grandes problemas nacionales y sin un diagnóstico claro de los problemas fundamentales, solo existe improvisación, en consecuencia, no existen objetivos claros por ausencia de planeación y dirección del rumbo que debe seguir los gobiernos.

Sin una real colaboración como estrategia necesaria de cualquier gobierno, se fomenta una división y no una inclusión real; en el caso de México se deberían incluir a todas las clases sociales reconocidas en nuestra constitución, para efectos de democracia, estado de derecho, crecimiento y desarrollo.