¿Que pasa con el federalismo?

¿Que pasa con el federalismo?

El diagnóstico sobre gobiernos locales ineficientes e ineficaces resulta sencillo, en primer lugar, porque las ciencias y técnicas de gobierno están alejadas del ejercicio y de la práctica gubernamental en todos los niveles, ya que no existe una interacción entre los distintos sistemas y el federalismo como un sistema constitucional, sigue sin observarse, ni potencializarse en México, es decir, el diseño constitucional establece un Federalismo, mientras que las decisiones del ejecutivo federal en turno son un auténtico centralismo.

 

En segundo lugar, los grupos en el poder han tomado decisiones básicamente centralistas, a veces con algunos matices o discursos federalistas. En los últimos tres gobierno federales hemos observado un  centralismo exacerbado con la centralización de los recursos públicos y la política, además del desdén hacia el federalismo, como una forma de gobierno, han generado un casi nulo crecimiento y desarrollo en los municipios y comunidades y entidades federativas, ya que la obra pública es casi nula y las decisiones de políticas públicas y supuesta democracia se toman desde el centro; privilegiándose las supuestas obras de gran impacto siendo decisiones unipersonales y alejadas de un sistema de planeación democrática que obliga la Constitución y la Ley de Planeación, así las principales causas y orígenes de los grandes problemas nacionales tienen que ver con: la ausencia de un alto sentido de patriotismo o nacionalismo; ausencia de gobierno para todos tolerante e incluyente; de nada sirve tener una Constitución Política de vanguardia si no es respetada y si no se exige su cumplimiento; ausencia de un auténtico estado de derecho, legitimidad de los servidores públicos y gobernabilidad de los sistemas; ausencia de reglamentación al artículo 35 constitucional para efectos de obligar a los ciudadanos a una formación y capacitación previa a sus aspiraciones como futuros gobernantes o a ocupar cargos de dirección o cualquier otro nivel en la administración pública federal, estatal o municipal; ausencia de una estrategia nacional para que los niños, jóvenes y profesionistas, obligatoriamente en sus instituciones de educación tengan talleres de educación cívica, modelos de ayuntamientos, congresos locales y tribunales superiores de justicia; los partidos políticos no han establecido escuelas de gobierno, se han limitado a impartir capacitación política o electoral de acuerdo a los momentos electorales, siendo inoperantes durante dos años en los cuales no se tiene registro de actividades encaminadas a la formación, capacitación o profesionalización de los futuros servidores públicos; dada la ausencia de formación y capacitación para servidores públicos, filosóficamente la moral y la ética, no son parte de la virtud que debe tener un servidor público; a pesar de diversas disposiciones constitucionales y leyes secundarias respecto de hacer valer la constitución, rendir cuentas, combatir la impunidad, practicar la transparencia en la aplicación de recursos públicos, así como de mecanismos previstos en el sistema anticorrupción, de responsabilidades de los servidores públicos y tribunales especializados en esta materia, la ignorancia y la improvisación son los que gobiernan en muchas ocasiones, destruyendo los sistemas y las instituciones democráticas previstas en la constitución.

 

El Federalismo como forma de gobierno es sin duda, un sistema altamente deseado, no solo por su división política y territorial; sino también, por la existencia necesaria de una pluralidad constante que sirve de equilibrio y opciones distintas para los ciudadanos. Este modelo federalista permite, en condiciones democráticas desarrollo y crecimiento equilibrado, en el que se distribuye equitativamente el poder y los recursos públicos. El próximo año los mexicanos tenemos una nueva oportunidad para votar conscientemente por candidatos que aspiran a centralizar el dinero y el poder o por candidatos con una visión federalista que propicie pesos y contrapesos, un gobierno para todos, legitimidad del servicio público y gobernabilidad de los sistemas vinculados con la sociedad