¿Participar o no en elecciones?

¿Participar o no en elecciones?


En los últimos días, el 2027 ha comenzado a resonar en las conversaciones políticas, y no es para menos. Aunque pareciera un año lejano, el proceso electoral nunca se decide el año en el que se lleva a cabo. En política, la forma es fondo, y los actores ya están mostrando músculo, buscando ventaja desde el primer día para posicionarse como los y las indicadas. Pero, más allá de sus estrategias, la gran pregunta es: ¿realmente le interesa a la gente participar en elecciones?

El Instituto Nacional Electoral (INE) señala en su estudio de participación ciudadana que, a nivel nacional, la afluencia a las urnas disminuyó: en 2018 fue del 63.4%, mientras que en 2024 apenas alcanzó el 59.8%. No es un dato aislado, y sus interpretaciones son múltiples. ¿Qué está desincentivando la participación ciudadana? ¿Será que los políticos necesitan reinventarse o, peor aún, la gente ya no cree que votar haga la diferencia?

Sin embargo, en este panorama de desinterés generalizado, Tlaxcala emerge como un fenómeno particular. Mientras en la mayoría de los estados la participación disminuyó, en Tlaxcala aumentó un notable 5.4%, superando incluso el 70% de votantes. Esto no es casualidad. Refleja una conciencia cívica en ascenso y una ciudadanía que comprende el impacto de su voto. A pesar de las tendencias nacionales, Tlaxcala demuestra que cuando hay liderazgo, organización y cercanía con la gente, la participación electoral se fortalece.

En este contexto, Morena tiene una ventaja clara. Con una dirigencia fortalecida y un arraigo territorial consolidado, difícilmente perderá su mayoría en las elecciones intermedias. No solo eso: el partido en el poder tiene ante sí la oportunidad de ampliar su presencia en más municipios y reforzar su hegemonía política. El liderazgo de Marcela González ha sido clave en esta transformación, pues su visión cercana y su trabajo incansable han permitido a Morena afianzar su presencia en la entidad.

Mientras tanto, en la otra acera, la oposición parece atrapada en la parálisis. PAN, PRI y Movimiento Ciudadano siguen sin rumbo, sumidos en luchas internas y estrategias recicladas que poco o nada han conectado con la ciudadanía. No han entendido que los tiempos han cambiado, que la gente exige más que discursos vacíos y alianzas de conveniencia.

Tlaxcala ya dio la muestra: cuando hay compromiso real y resultados tangibles, la gente responde. Morena y su dirigencia han sabido construir confianza, y eso se traduce en una mayor participación ciudadana. La política sigue importando, pero solo cuando hay razones para creer en ella. El 2027 ya empezó, y los que aún no lo entienden, se quedarán viendo desde la barrera cómo la historia avanza sin ellos.