Día Naranja: Una lucha que nos une y nos transforma

Día Naranja: Una lucha que nos une y nos transforma


Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T

 

Cada día 25 del mes, nuestras conciencias se visten de naranja. Este color no es solo una señal de esperanza; es un grito de lucha, una manifestación de unidad contra una de las problemáticas más dolorosas y persistentes de nuestra sociedad: la violencia contra las mujeres y niñas. El Día Naranja, promovido por la ONU, nos recuerda que no hay transformación verdadera sin justicia para ellas, sin un compromiso firme para erradicar todo tipo de violencia de género.

 

Desde el Congreso del Estado de Tlaxcala, como diputado local y militante cívico de la Cuarta Transformación, abrazo con convicción esta fecha y lo que representa. No es casualidad que hoy México viva un momento histórico: tenemos por primera vez en nuestra historia una mujer presidenta. Esto es más que un logro político: es la reivindicación de una deuda histórica, el resultado de luchas colectivas, del coraje de miles de mujeres que abrieron el camino y de un proyecto de nación que cree en la igualdad sustantiva como pilar de su visión de justicia social.

 

Aquí en Tlaxcala también marcamos la diferencia. Nuestra gobernadora, la Lic. Lorena Cuéllar Cisneros, ha demostrado que el liderazgo femenino no solo es necesario, sino profundamente transformador. Su gobierno ha puesto en el centro de sus políticas a las mujeres, promoviendo acciones contundentes como el fortalecimiento del Centro de Justicia para las Mujeres, el impulso a campañas de prevención del cáncer, la atención especializada a víctimas, y el aumento del presupuesto con perspectiva de género. Además, ha trabajado de manera articulada con municipios, instancias federales y organismos civiles para dar respuestas reales, no discursos.

 

Desde el poder legislativo, hemos acompañado estos esfuerzos con leyes y reformas orientadas a castigar con mayor severidad a los agresores, garantizar protección efectiva a las víctimas y educar en el respeto y la igualdad. Hemos aprendido que legislar es importante, pero no suficiente. Por ello, impulsamos también la transformación cultural desde las escuelas, las familias y las comunidades, convencidos de que solo erradicando el machismo estructural podremos aspirar a una sociedad sin violencia.

 

El Día Naranja no puede quedarse en un gesto simbólico. Es una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso, para actuar con firmeza, para escuchar a las víctimas y acompañarlas. Es un llamado a todos los niveles de gobierno, a la sociedad civil, a las y los ciudadanos, a ser parte activa del cambio.

 

La Cuarta Transformación tiene rostro de mujer. Es justicia, es paridad, es dignidad. En Tlaxcala, desde el Congreso, desde el gobierno, desde las calles y comunidades, seguiremos construyendo un estado más justo, más seguro y más humano. Que el naranja sea más que un color: que sea la señal de que ya nada será como antes, porque México ha decidido avanzar con ellas, por ellas y para ellas.

 

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