Democracia Participativa: La Voz del Pueblo en el Congreso
Pensar,
decir y hacer: responsabilidad de la 4T
En el México de la Cuarta
Transformación, la democracia no es un concepto abstracto ni una bandera
electoral que se ondea en tiempos de campaña. Es una realidad palpable,
construida con la voz y la voluntad del pueblo. Históricamente, las decisiones
que han dañado a nuestro estado y a nuestro país fueron tomadas por grupos
reducidos de poder, muchas veces desconectados de la realidad de la gente. La
participación ciudadana se limitaba al voto cada seis años, dejando en manos de
unos cuantos la toma de decisiones trascendentales. Con la llegada de la 4T,
este paradigma se ha transformado. Ahora, la voz del pueblo no solo cuenta,
sino que define el rumbo de nuestro país.
En el Congreso local,
hemos asumido la responsabilidad de hacer efectiva esta democracia
participativa. No basta con ser representantes populares de manera simbólica;
nuestro deber es ser la caja de resonancia de las demandas y aspiraciones del
pueblo. Para ello, hemos impulsado iniciativas que fortalecen los mecanismos de
consulta popular, cabildos abiertos y parlamentos ciudadanos, con el fin de que
cada decisión legislativa responda a los intereses colectivos y no a agendas
particulares.
Un ejemplo claro de este
compromiso ha sido la realización de foros ciudadanos donde escuchamos
directamente a las comunidades sobre temas que les afectan, como el acceso a la
salud, la educación y el desarrollo económico. Gracias a estos ejercicios, hemos
construido iniciativas legislativas con el respaldo y la voz de quienes serán
directamente beneficiados. Porque la 4T entiende que gobernar no es imponer,
sino escuchar y servir.
Los opositores a este
modelo han intentado descalificarlo, alegando que la consulta popular o la
revocación de mandato debilitan las instituciones. Pero lo que realmente temen
es la pérdida de privilegios y el fin de la política de puertas cerradas. Hoy,
los ciudadanos no son solo espectadores de la vida política; son actores
protagónicos con la capacidad de incidir en el destino de nuestro estado y de
la nación. Nuestra lucha en el Congreso no se limita a legislar; se trata de
consolidar una nueva cultura democrática, donde la participación activa de la
gente sea la norma y no la excepción. La democracia no puede reducirse a un
acto electoral periódico, sino que debe ser un ejercicio constante de poder
popular.
La 4T nos ha demostrado
que el pueblo es el motor del cambio y que cuando se le escucha y se le da el
espacio que merece, las transformaciones son verdaderas y profundas. Desde esta
trinchera legislativa, seguiremos defendiendo y promoviendo la democracia
participativa, porque la Cuarta Transformación es, antes que todo, el gobierno
del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
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