En Tlaxcala ya está pasando algo que huele raro: hay medios que publican lo primero que les cruza por la cabeza y lo avientan como si fuera verdad absoluta. Y lo peor no es que escriban ocurrencias… lo peor es que todavía hay quien les cree sin revisar ni de dónde salió la nota. 

¿Así es cómo queremos un debate público decente? 

La gente tiene que empezar a VER lo que lee. Ver quién lo publicó, qué tan serio es el medio, si trabaja con datos o si solo vive del chisme barato. Porque no todo lo que brilla es oro, y no toda “nota” merece ser compartida a lo loco nomás porque trae un encabezado escandaloso. 

Y ojo: no estamos en cualquier momento. 

Tenemos elecciones próximas. 

Aquí es donde más se nota quién informa y quién solo anda inflando cuentos para ver a quién engaña. En tiempos electorales, los rumores se disfrazan de reportajes, las cadenas de WhatsApp se vuelven “fuentes confiables” y los chismes corren más rápido que el sentido común. 

Por eso, pongámonos serios de una vez. 

Si queremos elegir bien, hay que ser juiciosos. Hay que tomarnos en serio lo que leemos, lo que compartimos y lo que repetimos. No dejemos que los inventos de unos cuantos nos nublen el juicio de todos. Tlaxcala es nuestro hogar, no un ring para ver qué medio grita más fuerte. 

Exijamos responsabilidad a quien informa… 

y exijámonos responsabilidad a nosotros mismos. 

Porque lo que está en juego no es un titular: 

es nuestro estado y nuestro futuro. 

Nancy Blancas 

Punto y Aparte 

imperio893@gmail.com