La teoría y la práctica

La teoría y la práctica

Las teorías económicas, políticas, jurídicas, sociológicas y la teoría del juego social, básicamente, nos aportan una cantidad impresionante de conocimientos, métodos, técnicas y herramientas para gobernar. El estudio de la filosofía y en particular de la moral sería lo ideal para contar con servidores públicos honestos, de buenas costumbres y desde luego virtuosos, que lejos estamos de ello, aun es un sueño.

En teoría habría que leer, ya no digamos estudiar, a Marx, David Ricardo, Diderot, Danton,             Tocqueville, Max Weber, Maquiavelo, Cicerón, Robespierre, Carlos Matus, entre otros muchos…Fouché que, por cierto, se le define como un político sin igual, uno de los hombres más poderosos de su tiempo, lo describen también, como un traidor de nacimiento, miserable, intrigante, de naturaleza escurridiza de reptil, trásfuga, profesional de la política, alma baja de esbirro, abyecto, amoral, es decir no se le escatimaron las injurias. Pero también fue ministro de Napoleón a quien daba consejos y valiosos informes, esto da cuenta la teoría, cuando se refiere a su biografía. Hay algo parecido en lo que ocurre en nuestra política nacional, con algunos personajes.

En la práctica, se ha señalado hasta el cansancio que, los partidos políticos, la clase gobernante y las universidades, están desvinculados del servicio público. El diagnóstico es claro, una gran cantidad de servidores públicos llegan por primera vez a ocupar una responsabilidad pública, sin el perfil, sin los conocimientos y sin la experiencia para asumir eficazmente sus funciones. A los anteriores, se deben agregar a aquellos que por su pasado cuestionable no deberían llegar.

En el caso de los partidos políticos, a pesar de sus capacitaciones y cursos, no son designados como candidatos los que aprueban esos seminarios. Normalmente se buscan otros perfiles. A lo anterior, debemos agregar que, no existe obligación, es decir por ley, que aspirantes o candidatos cumplan con cierto perfil, conocimientos, habilidades o experiencia en el cargo que aspiran. Es lamentable poner en manos inexpertas nuestro dinero, sí nuestros impuestos en personas improvisadas.

En cuanto a las universidades, la desvinculación no solo es institucional, sino que, en el tema de materias o academias, en si los mapas curriculares no tienen un enfoque de servidor público, es decir, no se preparan ciudadanos como servidores públicos y para gobernar. No obstante, las maestrías y doctorados en administración públicas, ciencias políticas, políticas públicas o el mismo derecho, mismas que tienen un enfoque de docencia, investigación y capacitación, insisto no para gobernar.

Pero habría que aclarar que el problema no son los ciudadanos, sino los gobernantes que en el discurso hablan de democracia y en los hechos no construyen lo necesario para establecer mecanismos, procedimientos y principios establecidos en la ley, para acceder al poder con el perfil, los conocimientos y la experiencia necesaria para cumplir una responsabilidad con eficacia. Necesitamos hombres y mujeres políticos en la idea de la filosofía política, de la economía política y de la ciencia política.

El principio constitucional de votar y ser votado, debe ser reglamentado. Así podrá preverse la profesionalización de los servidores públicos. Será necesario aumentar los requisitos en la ley secundaria, para ser candidato o servidor público, no solo bastará la credencial de elector, ser del municipio, estado o distrito electoral, o bien, amigo o compadre para ocupar una función pública.

A caso esto no tiene implicaciones, claro que las tiene. Hoy en día, tenemos derecho los ciudadanos a tener buenos gobiernos, en consecuencia, sería violatorio para nosotros si este principio no se cumple. Los derechos humanos obligan al estado garantizar, un buen gobierno. Cualquier ciudadano podría invocar la violación de su derecho humano a un buen gobierno, esta queja podría llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

La pregunta es obligada, de quien depende que se resuelva esta grave situación. Desde luego que la respuesta es, de todos. Para ello se requiere conciencia, responsabilidad, cultura política; elementos, actitudes y conocimiento que muy difícilmente se pueden poner en práctica.

No obstante, un método sencillo puede resolver en el corto plazo los retos que enfrenta la democracia en México, en cuanto a la falta de profesionalismo de los servidores públicos por elección y los de designación. Un diagnóstico descriptivo y explicativo claro, de quienes depende la solución del problema, es decir, quienes son los actores políticos involucrados, cuáles deben ser los objetivos, que estrategias deben adoptarse y finalmente cuales el cronograma que debe seguirse.

Como señala Stefan Zweig, diariamente vemos el juego inseguro y a veces insolente de la política, a la que las naciones confían aun crédulamente sus hijos y su porvenir, no vencen los hombres de clarividencia moral, de convicciones inquebrantables, sino que siempre son derrotados por esos jugadores profesionales que llamamos diplomáticos, esos artistas de manos ligeras, de palabras vanas y nervios fríos. Si verdaderamente es la política como dijo Napoleón hace cien años, la Nueva Fatalidad, vamos a intentar conocer a esos hombres y el secreto de su poder peligroso.